10. el Templo de Jerusalén y El Escorial

Hemos visto la problemática que surge cuando intentamos estudiar el Templo de Jerusalén, ya que los tres templos son muy diferentes y sus fuentes escritas, además de ser también muy diferentes, son incompletas, ambiguas y en ocasiones contradictorias en muchas de sus descripciones. A pesar de todo, existen suficientes invariantes en las medidas y el esquema arquitectónico del Templo para atrevernos a buscarlas en El Escorial

10.1. Resumen de las principales medidas del Templo de Jerusalén

En todo caso, son los resultados los que deberán confirmar las hipótesis que he planteado: debemos encontrar el Sancta Sanctorum, que como hemos visto medía 20x20 codos, y el Santuario interior de 100x100 codos, así como ver si encajan las medidas del recinto completo.

El Santuario y su Sancta Sanctorum eran prácticamente iguales en los tres templos de Jerusalén. Lo que más podría complicar a priori nuestro estudio es que los edificios del Templo eran muy diferentes por fuera: mientras que no sabemos nada del de Salomón, el recinto de Herodes medía 140x300 codos y el de Ezequiel 500x500 codos.

Aunque ni el Templo de Ezequiel ni el de Herodes tiene la misma proporción que el rectángulo de El Escorial, no es difícil comprobar en el siguiente dibujo la total semejanza de los esquemas arquitectónicos de la parte del Convento de El Escorial con el edificio del Templo de Herodes: un patio grande para los sacerdotes sobre cuatro patios cuadrados iguales más pequeños para las dependencias de servicios, separados por una escalera.

«Los esquemas arquitectónicos de la parte del Convento de El Escorial son muy semejantes Al Templo de Herodes: un patio grande para los sacerdotes sobre cuatro patios cuadrados iguales más pequeños, separados por una escalera.»

También la parte del Palacio repite ese mismo esquema, como señalaba el padre Sigüenza: «dividió el arquitecto Juan Bautista el cuadro o cuadrángulo en tres partes principales; la del medio quedó para el templo y entrada general. El lado que mira al Mediodía dividió en cinco claustros, uno grande y cuatro pequeños, que juntos fuesen tanto como el grande» [212].

En efecto, el esquema arquitectónico del Monasterio no es la parrilla que concluyen las guías de El Escorial: parrilla implica retícula, igual jerarquía en todas las líneas horizontales y verticales.

Como bien señala Sigüenza, el Monasterio tiene una jerarquía poco regular, con tres bandas verticales muy marcadas con trazas muy diferentes: en las dos de los extremos los cinco patios dibujan mediante crujías porticadas una arquitectura ligera, sólo engrosada en las fachadas y las torres. En la banda central contrastan los gruesos muros y pilastras de la Basílica con el amplio vacío del patio de acceso a la Basílica [213].

[212] J. de Sigüenza, Fundación, III.IV, pág. 56.
[213] El padre Sigüenza (ibídem, págs. 56 y 57) describe el esquema primitivo según una maqueta en madera del proyecto original que se conservaba en el Monasterio. El manuscrito original incluía además un bosquejo del esquema general que describe, sobre el que volveremos más adelante

10.2. El Panteón de los Reyes, el «Sancta Sanctorum» de 20x20 codos

El auténtico Sancta Sanctorum del Monasterio es el actual Panteón de los Reyes, el centro sobre el que gravita el programa arquitectónico escurialense. Originalmente era una sencilla capilla funeraria que servía a las tumbas de las amplias familias de Carlos V y Felipe II, situadas en una galería abovedada sobre el actual Panteón y bajo el altar, actualmente sin uso [214]. Tenía un coro alto para la familia real y otro bajo para un número reducido de frailes, a los que se accedía por unas escaleras de caracol, como vimos ocurría en el Templo de Salomón [214].

La Carta de Fundación del Monasterio preveía que se oficiaran los responsos precisamente allí. Los enterramientos se efectuaban en esa pequeña galería debajo el altar, siguiendo los deseos de Felipe II y Carlos V. Estos tres espacios abovedados apa­recen ya en el primer proyecto de la Basílica que se conserva: la «sección C», donde podemos ver la importancia que ya se daba a colocar la capilla funeraria frente a las ha­bi­ta­cio­nes de verano del rey y la cripta real precisamente bajo el al­tar mayor, que en esta primitiva solución está pegado a la pared curva del Pres­bi­te­rio [215].

Sigüenza no da sus medidas, pero José de Quevedo señala que eran de 36 pies de diámetro por 38 de alto [217]. El diámetro en tiempos de Felipe II sería de un par de pies más, ya que sus pilares de granito fueron forrados con columnas de mármol durante el reinado de Felipe IV, por lo que encaja con nuestro módulo de 20 codos=38¾ pies.

Es probable que esta capilla se hiciera redonda y no cuadrada por evocación de la Cúpula de la Roca, la mez­quita de traza bizantina que se cons­tru­yó en el monte del Templo de Salomón en el siglo VII [218] así como por la significa­ción fu­ne­raria del Santo Sepulcro de Jerusalén, también octogonal. El parecido con la Cúpula de la Roca, la imagen del Templum Salomonis que traían los peregrinos de Tierra Santa, es innegable.

[214] Me remito al estudio completo que hice sobre el asunto en J. R. de la Cuadra, «Idea original».
[215] J. de Sigüenza, Fundación, III.XIV, pág. 171 y J. de Herrera, Estampas. Ver 5º diseño, pág. 23. En el siglo XVII, se bajó el suelo de la capilla, se dio el actual aspecto al Panteón y se sustituyó el coro alto por un Panteón de Infantes. La orientación del altar se varió en un típico gesto ba­rroco, pa­ra colocar el eje frente a la puerta, con lo que el Emperador dejó de ocupar el lugar principal debajo del altar. En el siglo XVIII el Panteón de Infantes se trasladó a los sótanos del Monasterio y este espacio ha que­dado sin uso desde entonces. Tan sólo el coro bajo, cuyo sencillo acabado nos permite in­tuir el primitivo estado del Pan­teón, se usa en la actualidad como depósito de ataúdes (Fundación, III.XIV, págs. 172 y ss).
[216] El Emperador quedaba bajo la cruz que mar­ca el altar, rodeado a su izquierda por los ataúdes de la Empe­ratriz, sus hermanas e hija. A su derecha, se situaría su hijo Felipe, con sus tres mujeres y el infante don Carlos. Algo apartado quedaba Juan de Aus­tria y los cuerpos de infantes no bautizados. Las tumbas se orientaban en la dirección de la nave de la Basílica. Su posición se corresponde protocolariamente con las estatuas orantes del altar, que han quedado privadas de todo rigor histórico, ya que ocho de sus diez personajes se hayan desterrados en el Panteón de Infantes. La cripta, co­locada justo bajo el altar, era de dimensiones modestas y sin ninguna decoración, con un acabado similar al de las habitaciones privadas del rey. Este es­quema era similar al de los sepul­cros de los Reyes Católi­cos en Granada, decorados en tiempos de Felipe II. El padre Sigüenza (Descripción, IV.XII, pág. 440) comentaba en su crónica que los nichos de los pilares de la Basílica es­taban previstos para acoger las familias completas de los sucesores de Felipe II, por lo que la misma idea de un Pabellón de Infantes que las separara hubiera resultado inaceptable para el fundador del edificio.
[217] J. de Quevedo, Real Monasterio, pág. 298.
[218] J. A. Ramírez (Construcciones ilusorias, pág. 131; ver también el resto de su bibliografía) citaba numerosos ejemplos de Sancta Sanctorum en la iconografía medieval con planta circular o centralizada, por «evocación, ya seguramente inconsciente, del Templo de la Roca», la mezquita que ocupa el solar del Templo de Jerusalén. Siguiendo esta idea, Galeazzo Alessi publicó en 1565 una pro­puesta octogonal para un nuevo Tem­plo de Salomón en Vara­llo. El texto que acompaña al di­bujo es una clara prueba del interés en mantener tradiciones iconográficas venerables: «so uoluto poi ridur la parti di fuori ni figura ottan­gola, accio 'sicópiaccia alla impressione che hanno molti cha hanno uisto assai spesso dipingire detto tim­pio in diversi luoqui di figura ottangulari» (G. Alessi, Libro dei misteri, 1565). Para Ramírez la imagen del Templo «se ha ido contaminando con la imagen que ante los peregrinos ofrecía el Templum Domini (Cúpula de la Roca-Templo de Salomón) que era y es todavía actualmente la estructura más imponente de Jerusalén».

En la siguiente ilustración he querido conjugar la sencilla fachada interior original en granito según la dejó terminada Juan Bautista de Toledo (tomada de los grabados y el Sumario de Juan de Herrera; muchos autores creen erróneamente que Felipe II dejó el Panteón inacabado), antes de que Felipe III acometiera la creación del Panteón barroco. Las plantas son las actuales, con el panteón de infantes del siglo XVII que sustituyó al coro del XVI y que actualmente está sin uso. Una de las escaleras de caracol desapareció con las obras del acceso actual, realizado mediante una escalera quebrada de tramos rectos, que dificulta hábilmente percibir el cambio de orientación del altar actual del Panteón.

10.3. La Basílica, el Santuario cuadrado de 100 x 100 codos

En cuanto a la Basílica escurialense, según nuestro codo propuesto (el Santuario interior salomónico medía cien codos) mediría 193¾ pies, medida cercana a los 180 pies que cita el padre Sigüenza para el interior de la Basílica [219]. Si sumamos seis o siete pies por cada uno de los gruesos muros exteriores vemos que encaja muy bien con mi propuesta, aunque veremos que donde mejor encaja es en el esquema geométrico general.

Sigüenza atribuía la «idea» generadora del templo cuadrado al rey: «hablaremos ahora de ella llamándola una Basílica cuadrada, porque tal fue el invento de su dueño» [220] Ello indicaría, de ser cierto, la clara voluntad de Felipe II de reproducir en El Escorial el esquema «cuadrado» del Santuario jerosolimitano. En un capítulo posterior estudiaremos lo que sabemos del proyecto original de Juan Bautista de Toledo y veremos por qué Herrera hubo de modificarlo.

[219] J. de Sigüenza, Fundación, III.XII, pág. 438: «es una capilla cuadrada, con muy poca diferencia, de ciento ochenta pies, sin contar los callejones y tránsitos y capillas, en lo bajo».
[220] Ibídem. Sin embargo, Paciotto se atribuye el haberla hecho cuadrada: «El haberla hecho yo cuadrada con preferencia a otra forma ha sido por muchas razones, como la de encajar mejor en las líneas del monasterio». Cfr. Instituto Valencia de Don Juan, envío 61, 29, fol. 4.

10.4. Proporciones y medidas finales de El Escorial

Del mismo modo, podemos comprobar que las medidas generales del «cuadro» escurialense se basan en la duplicación del Templo de Herodes, dejando el Santuario en medio y formando así tres bandas verticales de 140x300, 100x100 y 140x300 codos [221].

El rectángulo total mediría 380x300 codos, medidas que se pueden inscribir en una trama modular de 19x15 cuadrados de 20 codos de lado. En efecto, tomando el codo de 31 dedos que he propuesto anteriormente, resultarían

380 x 300 codos = 380x31/16 x 300x31/16 = 736¼ x 581¼ pies

que se debieron redondear a los 735x580 pies referidos por el padre Sigüenza para el primer replanteo de la obra:

«Juan Bautista de Toledo, que tenía ya hecha la planta de los principales miembros del edificio, aunque se fue puliendo y mejorando [...] Mandó Su Majestad que se acordelase el sitio y se pusiesen las estacas por donde habían de abrirse los cimientos [...] De los extremos de esta línea de quinientos y ochenta pies sacaron otros dos perpendiculares de norte a sur, de setecientos y treinta y cinco pies [...] y por aquí se fueron abriendo los cimientos» [222].

Pese a que no se conservan apenas planos acotados del proyecto, es posible que en este caso la cita de Sigüenza se tomara del mismo proyecto, porque en general redondea las medidas a múltiplos de diez. El fraile critica en dos ocasiones los grabados de Herrera por su falta de exactitud y lo pequeño de su pitipié o escala gráfica [223].

Aunque he comprobado personalmente las medidas reales de El Escorial se pueden obtener medidas diferentes según la altura a la que midamos (base, pared, cornisa, esquinas irregulares, etc.). Debemos asumir que el replanteo no pudo tener la precisión milimétrica que algunos -por falta de experiencia en obra- imaginan para comprobar este tipo de trazados. Yo prefiero usar las cotas originales del proyecto sobre las medidas reales o las de los planos [224].

No sólo la planta sigue este módulo. La altura de la fachada sur del Monasterio hasta la cornisa es de 76 pies, el doble justo de los 38 pies de altura del Panteón de los Reyes, es decir dos módulos de 20 codos que suman los 40 codos de la altura del Templo de Herodes, según vimos que relataba Josefo.

[221] Estos razonamientos están desarrollados con mayor amplitud en dos artículos míos anteriores: J. R. de la Cuadra, «Modelos históricos» y «Templo de Salomón».
[222] J. de Sigüenza, Fundación, III.II, pág. 44.
[223] J. de Sigüenza, Descripción, IV.I y IV.IV, págs. 298 y 330: «advierto aquí, para verificar lo que dije de la poca puntualidad de los pitipiés, que en la planta primera y general tienen estos lienzos de mediodía y norte quinientos ochenta pies, que son diez pies más que los que señala en la montea y perfil, con el pitipié que le pone, porque no son más de quinientos setenta», «en estas medidas no se fíen mucho del pitipié de las plantas que están en las estampas de Juan de Herrera, que, por ser tan pequeño, no puede ser muy fiel».
[224] G. Kubler, El Escorial, lám. 87 A, 88 C y E. Los pocos planos conservados que incluyen la cotas originales de obra así lo confirman, los de las Casas de Oficios, acotados por el mismo Herrera: 135 (153/8+17+465/8+28½+27½)+40+135 = 580 pies, con 55 pies de altura de cornisa (22+15+18), y separado 188 pies del Monasterio (136+2+50). En codos serían 139,35 + 20,64 + 139,35 = 299,34 codos, con 28'38 codos de altura y 97'03 codos de separación (300, 30 y 100 codos).
Infografía del autor de la hipótesis de Chueca con sólo el convento y la iglesia. La portada del convento mantiene una escala adecuada, mientras que la iglesia muestra una imagen me-dieval, adosada al convento, sin la imagen potente que se estilaba en el Renacimiento

Modulación de las fachadas de El Escorial, trazadas «ad quadratum» (es decir, con ángulos de 90º y 45º; este sistema era el usado por la arquitectura romana y gótica), excepto la fachada de la iglesia, obra de Juan de Herrera, con el sistema renacentista «ad triangulum». La elección de uno u otro sistema fue motivo de muchas polémicas en esa época.


10.5. De la idea inicial al proyecto final y su replanteo

El redondeo a múltiplos de cinco pies [225] puede ser explicable por el paso de la generación de la idea en codos al desarrollo del proyecto en pies. El rígido módulo salomónico en codos se transformó durante el desarrollo del proyecto en un sencillo módulo en varas de más fácil replanteo.

Javier Ortega demostró que el Monasterio se construyó sobre módulos de 15 pies, aunque finalmente, por correcciones menores, las medidas reales serían, según su hipótesis aditiva, de 737x574 pies [226].

[225] Villalpando consideraba normales estos redondeos: «utiliza [Ezequiel] lo que es norma muy corriente entre los historiadores, que silencian las partes decimales, expresando únicamente los números enteros». J. B. Villalpando, Explanationes, II.IV.XXIV, pág. S-230b.
[226] J. Ortega, Dibujo, págs. 49 y 67. El ancho de la traza universal de El Escorial se originaría en el cuadrado del Patio de los Evangelistas, basado en la idea de un cuadrado de 300 x 300 pies, con una caja de 210 x 210, lo que nos da crujías laterales de 45 pies. Al ser las crujías de las fachadas exteriores de los patios menores de 30 pies, y los mismos patios menores de 97½ x 97½ pies, nos quedaría, por acumulación: 300 (45+210+45) + 270 (97½+45+97½+30) = 570. Por decisiones de proyecto y obra, saldrían los 574 pies reales de la obra. Como vemos todos son módulos de 15 pies, excepto esos extraños 97½. Por otra parte, la fachada principal se compondría de dos módulos de 300 pies y una faja central de 135 pies: 300 (45+210+45) + 135 + 300 (45+210+45) = 735.

El desfase puede comprobarse al superponer la trama de 19x15 módulos de 20 co­dos en el grabado de Herrera de El Escorial. Encaja perfectamente en la Basílica (donde la si­tuación de los pilares no deja lugar a ninguna duda), en las Casas de Oficios, cu­riosamente en un significativo elemento menor, los geométricos jardines del rey y de la reina, y se des­vía de una forma «molesta» en los patios del Convento. El peso de la funciona­lidad del proyecto, el replanteo y los condicionantes estructurales de las bó­ve­das y crujías pesaron finalmente más que la literalidad de la retícula.

10.6. Una sencilla comprobación general

En todo caso, independientemente de que el codo encaje tan bien en las medidas de El Escorial, en realidad se trata de un problema de escala general. El codo que propongo mide lo que debe medir el codo de un varón, poco más de 50-52 cm. El lector puede hacer la prueba y medirse su propio codo, desde la punta de los dedos. Lo que sería un despropósito sería proponer un codo de menos de 40 o de más de 60 cm.

Desde luego, los paralelismos entre la Basílica escurialense y el Santuario salomónico son evidentes: es innegable que el Templo escurialense es cuadrado (aunque los 100x100 codos del Templo de Salomón se corresponden en realidad con una «T» invertida) y que además mide la tercera parte de la fachada sur de El Escorial (100 sobre 300 codos).

Es innegable que el Convento repite el esquema arquitectónico y funcional de los patios y crujías del Templo de Jerusalén. El resto, es puro desarrollo del proyecto, con los movimientos necesarios para encajar funcionalmente el complejo programa que Felipe II iba desarrollando para El Escorial, y que finalmente llevó a duplicar las medidas originales del Templo de Jerusalén.

Esquema básico del convento escurialense medido en codos. Plano de la abadía de San Galo, otro convento organizado sobre una cuadrícula de 40 pies de lado, según Horn y Born.

No es único caso de un gran monasterio proyectado sobre una trama rectangular basada en un módulo complejo. Ruiz de la Rosa señalaba el conocido caso de la abadía de San Galo (Saint-Gall) en el noreste de Suiza, que se tra­zó sobre una rigurosa retícula de grandes unidades múltiplos de 40 pies, co­mo par­te de otro mayor de 160 pies, y que a su vez se subdivide en 16 pequeños mó­dulos de 2½ pies [227]. También el Templo de Villalpando es­tá cons­truido sobre una cuadrícula de 50 codos y otra división menor de una caña de 50/8 = 6¼ codos.

[227] J. A. Ruiz de la Rosa, Traza y simetría, págs. 240 y ss., que cita a Walter Horn y Ernest Born («The ‘Dimensional Inconsistencies’ of the plan of Saint Gall and the Problem of the scale of the Plan». en Art Bulletin, nº 48, 1966), que proponen un pie de 32,16 cm y una escala muy rigurosa de 1/16 de pulgada del plano igual a un pie real, es decir, 1:192. «la comprobación de la depurada y racional organización modular del único plano que se conoce de esta arquitectura [...] vienen a subrayar la base aritmética difundida por Boecio y el respeto a la tradición teórica de Vitruvio».
Superposición al Templo de Villalpando de una trama de 50x50 codos y otra menor de 6¼x6¼ que muestra la manera de controlar el proyecto mediante tramas ortogonales, habitual en esa época, tomando planos de fachadas, ejes de pilares y bóvedas (dibujo del autor)

10.7. La traza de El Escorial: resumen de su génesis

Recapitulando, ya he señalado que la mitad meridional de El Escorial reproduce el mismo es­quema arquitectónico básico del Segundo Templo de Jerusalén, el que construyó Herodes y citan los Evange­lios: un rectángulo vertical alargado con un atrio superior para los monjes que se ocupaban del servicio del templo y cuatro pa­tios cruciformes para los usos auxiliares, cocinas, hospital y hospede­ría, separados por una escalera del patio mayor.

Sabemos también que el Templo de Jerusalén que construyó Herodes sobre los cimientos del de Salomón tenía cuatro torres en las esquinas y dos más en medio de las fachadas norte y sur. Originalmente el monasterio tenía esta misma disposición y número de torres, antes de que Herrera la simplificara. Como puede verse en esta imagen, la huella de esta desaparición aún puede encontrarse, hábilmente disimulada, en el centro de la fachada sur [228].

[228] Portabales recogía la modificación de la traza original de la fachada de mediodía, desapareciendo la torre central: «Començe por el lienço que mira al medio dia y rrecorrile con la diligencia a mi posible, y alle que las puertas de la torre que está entre medio dia y leuante que es a la esquina que mira al Escurial no estan en medio de ella. Y lo mismo es en la que auia de ser torre en la pasada traça. Esto no esta asi en ninguno de los diseños, sino que ha sido mudado o herrado, y yo lo e remediado lo mejor que e podido». AGS, Obras y Bosques, Escorial, legajo, núm. 7, 9 de octubre de 1564; cfr. A. Portabales, Verdaderos artífices, p. XXIII.

La decisión de cerrar el Patio de Reyes con una gran portada italianizante donde apoyar la gran biblioteca (que originalmente iba en la desaparecida torre central de la fachada sur) se pudo tomar también, entre otras razones, al poder aprovechar los engrosamientos de las torres desaparecidas en la fachada oeste.

Cuatro reconstrucciones del Templo de Jerusalén que conoció Jesucristo en el siglo I (según Constantine L'Empéreur, 1630, Claude Perrault y Louis Compiègne, 1678, Nikolaus Goldmann y Leonhard Ch. Sturm, 1694, y Encyclopaedia Judaica, 1971), siguiendo la descripción de Flavio Josefo del Templo de Herodes.
Comparación de mi hipótesis salomónica con la hipótesis morfogénica de Fernando Chueca. La similitud de las proporciones generales y de los principales patios no deja lugar a dudas de los parecidos entre las reconstrucciones del Templo de Salomón y el convento de El Escorial

Sin que deba ser enten­dido como una «cro­nolo­gía» del pro­yec­to, haré un esfuer­zo de simpli­fica­ción de los prin­cipa­les estímu­los que ya he señalado como generadores de la traza de El Escorial, intentando centrarme en la disposición y el esquema arquitectónico del Monasterio y del Templo de Jerusalén:

1) La parte más importante del Templo de Salomón era su Sancta Sanctorum, oscuro y aislado, cu­yas medidas eran de 20x20x20 codos, que hemos visto que coinciden con las del Pan­teón de los Re­yes, que originalmente era una capilla que daba servicio a las tumbas de la galería bajo el altar.

2) Este núcleo Altar Mayor-Panteón, con una fuerte significación funeraria, debía emplazarse en un Tem­plo interior en forma de «T» invertida inscrito en un cuadrado de 100x100 codos, como el Santuario jerosolimitano [229], pero con el lenguaje ar­qui­tec­tóni­co de la época [230].

3) El Templo se inscribiría en una trama mo­du­lar de 20x20 codos, siguiendo la descripción de Josefo y Ezequiel. El recinto del convento tendría cuatro patios más de 40x40 codos en la parte inferior en forma de cruz, usadas para las cocinas y dependencias de servicio. El edificio resultante reproduciría las medidas del Templo de He­rodes: 140x300 codos, es decir, 7x15 módulos de 20 codos [231], y cum­pli­ría una función similar: acoger a 100 re­li­gio­sos que se ocuparían de los ser­vi­cios del Templo [232].

4) Ante las críticas de los monjes o por la lógica del proyecto, es probable que se re­pro­du­je­ra el tradicio­nal esquema monacal en «L», colocando el Templo al norte del claustro, que Herrera haría cuadrado, con lo que mejoraría el so­leamien­to de las habitaciones [233]. Por cuestio­nes de sime­tría y supera­ción a los edificios de la An­tigüe­dad se dupli­caría este esquema, dejando un «cua­dro» general de 736¼ x 581¼ pies, que en las crónicas pos­terio­res se redondearán a 735 x 580 pies.

5) El Mo­nas­te­rio que­da­ría emplazado al sur de esta tra­ma de 20x20 codos que en­ca­ja per­fectamente en el Tem­plo central y la se­pa­ra­ción del Pa­la­cio y Mo­nas­te­rio, en los jardines privados, así como en la Lon­ja Nor­te y las Ca­sas de Oficios.

[229] El esquema interior era difícil de reproducir, dadas las pequeñas dimensiones interiores del Templo de Salomón: 20 x 60 codos. Sin embargo, este esquema sí se aplicó a la iglesia antigua o de prestado, acabada en junio de 1571 (J. de Sigüenza, Fundación, III.VI, pág. 72). El altar tenía, como el de la Basílica, una cripta bajo los escalones del presbiterio donde en 1573 (Fundación, III.VI, pág. 73) se trasladaron los cuerpos de Carlos V y el resto de los familiares reales. Su tamaño es de 35x105 pies (Descripción, IV.III, pág. 323). El uso de la proporción tripla podría pasar por una casualidad en otro edificio, pero me parece una clara referencia salomónica en El Escorial.
[230] En una mi­nia­tura de las An­ti­güedades de Josefo, Jean Fou­quet ha­bía dotado al tem­plo en el siglo XV de una ima­gen gótica, que en el caso de El Escorial sería clá­si­ca. En ambos casos el Templo era de planta cuadrada. En los primeros bocetos del proyecto, el Templo, que según Josefo tenía un frontón triangular, bien pudo estar situado en medio de un claustro para los monjes, basado en el Atrio de los Sacerdotes del Templo de Herodes, pero hubiera funcionado muy mal en un convento.
[231] Sabemos que el 30 de noviembre de 1561 Pedro de Hoyo, secretario real, quería marcar en el suelo un rectángulo de «quinientos pies de largo por 350 o 400 de ancho [... ] q. esto no servira sino de un tanteo a poco mas o menos y para ver la capacidad del sitio» (Arch. del Inst. de Valencia de Don Juan; caj. 82, env. 61, pág. 22). Las medidas definitivas fueron el doble: 580x735 pies.
[232] Josefo (Guerra de los Judíos, VI.VI, t. II, pág. 99) señalaba que el Templo de Herodes «pudiese recibir dentro muchos hombre y cien camas». El programa original de El Escorial estaba previsto para cincuenta monjes, pero en 1564 se dobló a cien monjes. La solución fue subir la altura de la parte baja del Monasterio, igualándose la cornisa de la fachada sur (cfr. J. de Sigüenza, Fundación, III.IV, pág. 57).
[233] F. Chueca, Casas reales, págs. 143 y ss. La tesis morfogénica explica el programa simétrico de El Escorial como resultado de la duplicación de un clásico esquema monacal. La planta final se basaría en las necesidades funcionales del convento, gracias a la interven­ción de la orden jerónima en las primeras trazas. En mi opinión la primera traza que Chueca propone como origen de la idea de El Escorial se parece demasiado a lo que hubiera hecho un arquitecto antiguo para un monasterio medieval. Es probable que esta solución estuviera en la mesa de Juan Bautista durante un corto periodo de tiempo, pero sólo como paso intermedio entre el templo rectangular salomónico y la solución definitiva.
Reconstrucción del Segundo Templo en el Museo de Israel en Jerusalén (1956); tres fases de la hipótesis morfogénica del proceso creativo del Monasterio de El Escorial, según F.Chueca.
Infografía de la idea inicial de El Escorial donde puede verse claramente el parecido del convento con el Templo de Jerusalén (alumnos de la ETSAM coordinados por Manuel Hidalgo, 2008)

El número original de torres sería de doce, con dos puertas en dos fachadas gemelas al oeste separadas por un patio de acceso al Templo, que quedaría en un plano de fachada más atrasado, y otras tres puertas en la fachada norte, duplicando el esquema extraído de Josefo.

Propuesta del proyecto original del alzado meridional del Monasterio con el cuerpo delantero más bajo, seis torres y cúpulas en vez de chapiteles, y estado final tras la regularización de la cornisa, elevación de los campanarios, reubicación de la cúpula principal y elección de chapiteles flamencos para sólo cuatro torres (dibujos del autor).

La fachada sur te­ndría en el proyecto original diferen­tes alturas de cornisa, siguiendo también a Josefo, aunque el nú­me­ro de torres disminuye pos­te­rior­mente y la cornisa se iguala en los dos cuerpos. Desaparecen también las torres intermedias de la fachada y las del presbiterio, con lo que el edificio gana en claridad volumétrica.

Grabado de la fachada principal de El Escorial de Tomás López Enguidanos (ca.1790) y vista aérea, donde se pueden apreciar perfectamente las tres portadas de la fachada principal con sus tres frontones -dos laterales simétricas y una gran portada central- y la división interior del edificio en patios con diferentes jerarquías y tamaños.

Juan de He­rre­ra, modificó posteriormente el Templo y cerró el cuadro con la Biblioteca, con lo que las dos puertas de las fachadas gemelas perderían importancia ante una gran puerta central falsa que reproduce escenográficamente la portada de la Basílica, ya que su imponente fachada no se corresponde con ningún gran espacio detrás, sólo con la estrecha biblioteca de su piso alto.

Así, la idea del Monasterio quedó finalmente reformulada por el hábil Herrera en una po­tente ima­gen ce­rra­da, mucho más coherente con las ideas del Renacimiento en las que fue concebida.

1. Hipótesis básica «salomónica» 2. El Monasterio reducido al esquema monacal tradicional (según F. Chueca). 3. El Monasterio completado, sin cerrar el atrio del templo, según las trazas conservadas del proyecto original. 4. Solución definitiva de Juan de Herrera, con chapiteles, la biblioteca en la entrada y simplificando las torres (dibujos del autor)

«El uso de un codo de 31 dedos explicaría la inexistencia de medidas redondas en pies en unas geometrías tan rotundas.»

Resumiendo, el esquema general de El Escorial reproduce las medidas del Segundo Templo de Jerusalén duplicadas, dejando el templo en medio, con medidas (140+100+140 =) 380x300 codos, y el cuadrado de la Basílica escurialense, el del Santuario Interior: 100x100 co­dos. El uso de un codo de 31 dedos de pie en la ideación original explicaría la inexistencia de medidas redondas en pies en unas geometrías tan rotundas.

10.8. Conclusión: el Templo como armazón de una idea compleja

Para que no queden dudas de mi posición, y a riesgo de repetirme demasiado, creo que la primera y principal intención de la construcción de El Escorial fue edificar un gran Templo funerario, entendido como una Domus Dei, una Casa para Dios, no como una iglesia para la reunión de fieles [234]. Allí se ubicarían la tumba de la familia de Felipe II, en un Templo donde la única excepción entre la separación de lo laico y lo sagrado fue precisamente esa tumba familiar.

«La principal intención de la construcción de El Escorial fue edificar un gran Templo funerario, entendido una Casa para Dios. Pero El Escorial no puede reducirse solo esta sencilla idea básica.»

Pero no quiero ser tan reduccionista como para pensar que ésta fue la única idea. ¿Desde cuándo las cosas sólo se hacen por una única razón? ¿Una persona se compra una casa en el campo sólo para descansar allí los fines de semana? Pen­sará también en dejar algo sólido a sus hijos, invertir para su jubilación, desa­rrollar sus ideas como decorador o jardinero, colocar allí objetos que no le caben en casa, contentar a su mujer, vivir más cer­ca de sus hermanos o amigos, disfrutar de un ambiente fresco y natural, ¡hay tan­tas posibilidades! ¿Desde cuándo las cosas sólo se hacen por una única razón? [235]

Está claro que muchas de las grandes obras de la Arquitectura responden a ideas muy sencillas, pero no creo que éste sea el caso de El Escorial. Felipe II, a partir de la idea básica Casa de Dios-Tumba familiar, fue incorporando al edificio soluciones a las demás necesidades que la visten, complementan y arman:

  • Significación: agradecer a Dios las victorias de San Quintín y Gravelinas, intercesión de los santos capitaneados por San Lorenzo, canto a la fama de los Habsburgo, modelo para la nuevos templos que saldrían de Trento.

  • Programa: a la Basílica se añaden el convento, los palacios público y privado, los jardines de los frailes y reales, del rey y de la reina, un colegio-seminario, una gran biblioteca y varios tipos de espacios y edificios auxiliares: cocinas, farmacia, hospital, casas de oficios, etc.

  • Traza: reproducción del esquema y medidas del Templo de Jerusalén, marcando dos jerarquías y tamaños de patios, utilización del sistema constructivo de patio-crujía de la arquitectura hospitalaria, intento de superación y finalmente imitación de San Pedro del Vaticano o de Santa Maria di Carignano en la Basílica.

  • Estilo: imposición en España del clasicismo desornamentado propio del Humanismo contra la decoración plateresca imperante, cúpula central con tambor a lo romano, fachadas manieristas, imagen rotunda del alcázar castellano, chapiteles y cubiertas api­zarradas de estilo flamenco, piedra como material prácticamente exclusivo.

[234] J. de Sigüenza especifica que, el «invento» de Felipe II era una iglesia donde, «como en capilla real, no pudieran entrar indiferentemente todos» (Descripción, IV.XII, pág. 438), «quería su majestad gozar de esto con sus hijos sin estorbo de la gente común (Historia, III.XIV, pág. 166).
[235] H. Kamen (Enigma, pág. 13) parece dar a entender que no hubo ningún motivo concreto, que en realidad «Felipe II nunca tuvo la intención de pregonar sus victorias militares, construir un panteón para su familia, alzar un monumento en honor de su poder, proclamar los triunfos de la fe, imitar el templo de Jerusalén o encerrarse prisionero en una celda lúgubre como un anacoreta»....