La primera obra importante que se ocupa del templo es el «Commentariorum in Ezechielem Prophetam libri XIV» (ca. 410-414) de San Jerónimo (Sofronio Aurelio Jerónimo de Estridón, Dalmacia, 340-420). En 1516 Erasmo editó en 9 tomos (5 vols) las obras completas de san Jerónimo (Omnium operum divi Eusebii Hieronymi Stridonensis tomus primus [-nonus], ed. Erasmus of Rotterdam. Basel, Johann Froben, 1516), después de una larga maduración de al menos 15 años (de 1500 a 1516), y que ya entonces se consideró la edición más completa y fiable.
San Jerónimo defendía que el templo material construido por Salomón era muy diferente al que vio Ezequiel en su visión, a la que el Padre de la Iglesia denomina mysterium Dei labyrintum. San Jerónimo estudiaba la visión de Ezequiel únicamente por su significado alegórico como prefiguración de la Jerusalén Celestial, pero sin tratar en reconstruir el Templo cuadrado que describe la Biblia, ni mucho menos considerarlo una repetición del Templo de Salomón, como defenderá Villalpando a finales del XVI.