El autor: J. R. Cuadra

Juan Rafael de la Cuadra Blanco (Madrid, 1963) es Doctor Arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid. Se especializó en «Ideación y representación de la Ciudad y Arquitectura» y su tesis doctoral fue dirigida por Don Fernando Chueca Goitia.

Agradecimientos

Este libro nunca se hubiera podido escribir sin el apoyo de mi familia, de mis amigos y de los que sabían mucho más que yo de El Escorial, del Templo de Jerusalén y de tantas cosas de las que aún estoy aprendiendo.

A Yolanda y Susana, mis dos queridas niñas, que han sufrido en silencio mis ensimismamientos de escritor compulsivo. Gracias por absolutamente todo. Sobre todo, por renunciar a tanto tiempo que querían compartir conmigo, para que yo pudiera completar mis sueños.

A Eusebio, mi sufrido editor. Gracias, amigo, por tu enorme paciencia y comprensión. Sin ti seguro que este texto hubiera acabado olvidado en algún directorio perdido de mi ordenador.

A don Fernando Chueca Goitia, que el día de mi cumpleaños de la primera publicación de este libro en 2011 (nacimos el mismo día en diferentes años) habría cumplido cien años de incansable productividad. Fue un privilegio para mi tesis doctoral contar con un aval de su profesionalidad y prestigio. Y un enriquecedor placer personal el haberle conocido.

Al arquitecto Javier Ortega Vidal, por la enseñanza de la medición y el dibujo como método de investigación. Agradecer también a las Autoridades del Patrimonio Nacional las facilidades de consulta y acceso al Monasterio de El Escorial, especialmente a Manuel del Río y Pedro Criado, así como al que fue bibliotecario del Monasterio, el padre Teodoro Alonso Turienzo, O.S.A.

Al arquitecto José Ignacio González Moreno, que apoyó mis primeras investigaciones con más cariño que a las suyas propias. Nunca te olvidaré. Querido socio, te debo la mitad de mi título de doctor.

A mi buen amigo Wim de Groot, incansable motivador de causas ajenas. La famosa Vidriera del Rey sería desconocida fuera de Gouda sin él. Quería aprovechar para agradecerle la ingente cantidad de información sobre el salomonismo de los Habsburgo en los Países Bajos que pudimos compartir, la mayoría de ella desconocida en España y que por cuestiones de distancia y dificultades con el holandés no hubiera sido capaz de encontrar. No sólo le debo una buena parte de los datos novedosos de este trabajo, sino también brillantes comentarios y correcciones que se agradecen especialmente de un especialista en estos asuntos que los ve desde otra cultura y otra religión.

A José Luis Gonzalo Sánchez-Molero, sin duda el mejor conocedor de las principales bibliotecas españolas del XVI, que con sus descubrimientos dio un gran impulso a la parte del Felipe adolescente admirador de Salomón, a él debo la mayor parte de las noticias sobre el periodo de educación del príncipe, sus años en Inglaterra y los Países Bajos y su completa biblioteca.

A René Taylor, en recuerdo de una entrañable y clarificadora conversación en su viaje a Madrid de 1996; a mi tío Juan Ramón, erudito manantial de anécdotas y acertados contrapuntos; a Luis, Teresa, Juan, Begoña, Arturo, Rosa, Rafa, Ana y Elena, cuyos comentarios apasionados aportaban ideas más certeras que la mayor parte de los libros que he leído sobre El Escorial; a Valentina, gracias por ayudarme con el latín y con los métodos de investigación; a Alberto, Jesús, Marga y Paco, grandes arquitectos, por sus agudos comentarios y puntualizaciones esclarecedoras; a Fernando, que tanto ha hecho por sostener la página web familiar donde pude alojar los borradores de mis investigaciones y donde ahora cuelga este escrito; y a David y Kevin, por animarme y ayudarme con la edición del libro, primero en Bubok y posteriormente en Amazon Kindle.

Licencia Creative Commons

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Se incluye esta licencia porque realmente creo que es lo mejor, no solo para usted, sino también para mí. Publico así el libro porque estoy seguro de que los derechos de autor pueden ser compatibles con el acceso a la cultura y con la remuneración de los creadores. Yo, que como arquitecto he visto siempre de manera positiva influencias de obras mías en fachadas vecinas y viceversa, creo sinceramente que la cultura solo puede defenderse compartiéndola.



ESTE ESCRITO SE TERMINÓ EL DÍA

7 de octubre de 2022


LAVS DEO