Carlos V derrotó en 1544 al rey de Francia, en 1545 hizo las paces con los turcos y en 1547 derrotó a los luteranos alemanes en Mühlberg. En 1546 había muerto Martín Lutero, el líder protestante, y poco después, en 1547, murieron Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia.
Aprovechando este periodo de paz y de vacío de poder entre sus antagonistas hizo llamar a su hijo desde Bruselas para prepararle para el nuevo escenario político y para tomar contacto con los que habrían de ser sus estados del norte, ya que el Emperador decidió separar los Países Bajos del Imperio y ligarlos a la Corona Española.
Carlos V y su joven heredero fueron recibidos entre grandes festejos, con las ciudades desplegando sus mejores galas. Al príncipe le encantaría la tierra de su padre, especialmente sus cuidados jardines y sus torres adornadas de esbeltos chapiteles de pizarra, que introduciría con éxito en España a su vuelta. Se enamoraría también de la pintura y música flamenca, y del esplendor de la vieja corte borgoñona y sus fiestas.
Antes de llegar a Flandes, pudo cultivar su interés artístico en Génova, Milán, Trento, Baviera y Renania. Precisamente en Milán, de donde Felipe era ya duque y señor desde septiembre de 1546, pudo conocer a Tiziano, Leone Leoni y Jacopo da Trezzo, que tanto tendrían que decir en la decoración de El Escorial [60]. El conocido como «felicísimo viaje» le llevó hasta Flandes, donde príncipe Felipe se reencontró con su padre después de seis años. Allí cumpliría poco después los 22 años, permaneciendo en los Países Bajos hasta los 32, con cortos períodos de tiempo intermedios en Inglaterra, Alemania y España [61].
Grabado del príncipe Felipe de España de Cornelis Anthonisz (1543, Rijksmuseum)
En la etiqueta borgoñona, adoptada por la Corte del príncipe Felipe en 1548, era muy habitual acuñar gitones que se arrojaban al público en las apariciones públicas de los príncipes, siendo ésta la manera de trasmitir la imagen –tanto física como simbólica– de los personajes reales. Al pueblo le gustaba guardarlos porque los usaban para tantear, como un rudimentario ábaco [62].
Durante el felicísimo viaje el uso de gitones fue fundamental para divulgar la imagen del príncipe Felipe como futuro soberano de los neerlandeses. Para ello se realizó un importante cambio en su emblemática, como puede comprobarse en las empresas propuestas por Gabriel Rincón [63]. Según palabras del mismo Rincón, el príncipe había utilizado como divisa hasta entonces el escudo de sus armas reales.
En los actos de juramento de Felipe ante cada uno de los estados se lanzaron al pueblo nuevos diseños de oro y plata, iguales que las monedas de cuenta en bronce. Inspirados en una medalla de los Leoni de 1549, reproducían el busto de Felipe con armadura y ya con barba en el anverso y en el reverso al joven Hércules, entre la virtud y el vicio. Por entonces se comparaba al príncipe con esta figura mitológica, otra vez con simbología sucesoria: un Hércules barbado, vestido con la piel del león de Nemea, carga con la bóveda celeste para que «Atlas repose» («Vtquiescat Atlas»).
Hacia 1552 Rincón propondría el uso del Sol para las nuevas divisas del príncipe, manteniendo la misma estética, pero comparando a Felipe con Salomón para justificar esta simbología: «El real Profeta Davith quando quiso demandar à Dios que constituyese a su hijo Salomón en Rey de Israel, con el salmo setenta y uno se lo pedia; y aunque en el sentido espiritual se entienden grandes misterios, en el literal manifiesta las grandezas y magnificencias que su hijo había de tener».
Entre los numerosos festejos que se realizaron en honor al hijo del Emperador, que no olvidemos era de Gante, el cronista Calvete de Estrella –maestro del príncipe y convencido erasmista– destacó los arcos triunfales y los «tableaux vivants» elaborados por las Chambres de Rhéttorique [64]. Estas cofradías municipales, con una fuerte motivación competidora, estaban financiadas por los gremios artesanales y comerciales locales y por las naciones extranjeras.
Estos espectáculos de origen medieval, auténticas representaciones teatrales al aire libre, estaban muy arraigados en los Países Bajos. Los escenarios («máquinas teatrales» los llama algún cronista) podían estructurarse en uno o varios huecos flanqueados por columnas y elevados sobre un pedestal, que a veces era un completo arco de triunfo clásico, verdaderas maravillas de la arquitectura efímera que se montaban sólo para ese acto concreto.
Los denominados «cuadros» se componían con actores –estáticos o en movimiento– representando temas bíblicos, históricos o legendarios, y tenían inscripciones explicativas, generalmente en latín. Los eventos artísticos cumplían también una importante función política, destacando el carácter sucesorio de los actos que se estaban celebrando y sirviendo de embajada del poder español.
El príncipe llegó a Bruselas el 1 de abril de 1549 donde disfrutó de la primera «entrada jovial» («Joyeuse Entrée») de sus futuros súbditos neerlandeses. Allí, dentro de un monumento erigido en la calle, unos personajes «vestidos con insignias Hebraicas» representaban a Salomón coronado rey con el consentimiento de su padre, a los que se compara directamente con Carlos V y Felipe, en una impresionante –para lo que vendría décadas después– muestra de lealtad:
«Dentro de la quadra estauan personajes biuos vestidos de insignias Hebraycas, que representauan como Salomón era coronado por Rey de Isrrael por consentimiento d’el Rey Dauid su padre, los versos que allí auia eran, los siguientes:
TV SALOMON PRVDENS, IVSTO QVI PATRE IVBENTE CVM POPVLI PLAVSV DEBITA SCEPTRA REGES. Vos soys el prudente Salomon, que por mandado de vuestro justo Padre gouernareiys los reynos, que os pertenecen con grandissimo contentamiento de los pueblos» [65].
Ha sido tan temprano este encuentro con Salomón que merece un comentario aparte. El párrafo incluye algunas ideas, expresadas por primera vez, que se repetirán posteriormente en otros importantes episodios en Flandes e Inglaterra: lealtad de su pueblo, derecho de posesión de los Estados, sucesión voluntaria en vida y prudencia en el gobierno. Veremos a continuación cómo fue una constante en este viaje y en la década de 1549-1559, hasta su culminación en la idea de El Escorial y en la imagen de Felipe como un nuevo «prudente Salomón». Tanto que se convertiría en el apodo del rey Felipe II, el «Prudente».
La Biblia nos cuenta cómo, recién comenzado su mandato, Salomón pidió a Dios virtudes para gobernar. Pero no pidió larga vida, riquezas, o la muerte de sus enemigos, sino discernimiento y buen juicio («perspicacia para atender al derecho» dice otra traducción): «Concede, pues, a tu siervo un corazón prudente para gobernar a tu pueblo y poder discernir entre lo bueno y lo malo. Porque, ¿quién si no podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?» (I Re 3, 9). La prudencia es, según la definición de Platón y Aristóteles, una virtud eminentemente política y moral, relacionada con el bien común. Aristóteles precisó que era una virtud «activa» (En VI, 5, 1140b 5). La Biblia la empareja con la sabiduría: «Yo, la Sabiduría, habito con la Prudencia, yo he inventado la ciencia de la reflexión» (Pr 8,12,14), señalando la importancia de ser un buen gobernante y un buen cristiano.
Naturalmente, la prudencia que pide Salomón no es sólo «templanza, cautela, moderación» (segunda acepción del Diccionario de la Real Academia, seguramente la más usada en el español moderno), sino la primera acepción «una de las cuatro virtudes cardinales [prudencia, justicia, fortaleza y templanza], que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello», o la tercera, «sensatez, buen juicio». El célebre caso de las dos madres y el niño que Salomón propuso partir en dos era un buen ejemplo de prudencia.
El Catecismo Católico moderno lo define así: «¿Qué es la prudencia? Prudencia es la virtud que nos inclina a escoger rectamente los medios de obrar bien, dirigiendo nuestras acciones hacia la eterna salvación. La prudencia, en el cristiano, ordena el entendimiento para elegir y adoptar en cada circunstancia los medios adecuados para obrar bien al último fin» [66].
El primer diccionario de lengua castellana, el Tesoro de Covarrubias, de 1611, también insiste en la sabiduría del prudente: «Prudencia: Latine prudentia, est rerum expendarum fugiendarumque scienctia. Es una de las virtudes cardinales. Prudente, el hombre sabio y reportado, que pesa todas las cosas con mucho acuerdo» [67]. Como vemos Salomón fue más prudente que sabio. La prudencia es un concepto moral y de buen gobierno, propia de personas de gran sabiduría, por lo que ambos conceptos pueden llegar a confundirse.
¿Fue esta llamada a tomar como modelo a Salomón y su prudencia a cambio de la lealtad de sus súbditos una casualidad, o sencillamente una más de las alabanzas vacías que le hacía el pueblo para ganarse la simpatía de su señor? No, buscaban trasmitir un mensaje a Felipe (ensalzar la prudencia y pacifismo del heredero frente al belicismo del padre) y al leal pueblo flamenco (justificar la abdicación de Carlos V en su hijo).
Veremos también cómo su reiteración y sus variaciones sobre el asunto son muy significativas del ambiente erasmista, humanista y biblista que se vivía en esos momentos en los Países Bajos.
A riesgo de repetirme demasiado, voy a enumerar las comparaciones con Salomón, contando desde esta primera mención en Bruselas, aprovechando para seguir el viaje del príncipe por los Países Bajos. Destaca, por lo olvidado de estos temas en la actualidad, la gran erudición bíblica del pueblo neerlandés que tan grata debió ser a Felipe y lo reiterativo de la comparación con Salomón.
Está claro que a Felipe no le molestaba que le compararan con Salomón porque la repetición de teatros e inscripciones sobre el rey bíblico llegan a hacerse empalagosas. Al contrario, entre abril y octubre de 1949 los neerlandeses bien podrían haber cambiado este tema de alabanza si el príncipe no hubiera mostrado su satisfacción con sus comparaciones:
Bruselas (1.04.1549): probablemente la primera alusión directa a Felipe II como un nuevo Salomón y posiblemente también la primera vez que se le apoda «prudente».
Lovaina (4/7.07.1549): en esta ciudad de Brabante, al este de Brusela, se celebraba la victoria y posterior corte de cabeza de Goliat por David, del que se relata la historia completa: «con ella fue à Ierusalen, adonde con gran regozijo fue recibido delas mugeres, que de diuersas ciudades alli auia» (I Sam 17; 54). De aquí volvió a Bruselas, donde el día 11 viajó hacia Gante pasando por Termonda [68].
Gante (13/20.07.1549): las alusiones a Salomón en la patria chica del Emperador fueron muy destacadas por Calvete, que incluyó las inscripciones hebreas. Sobre tres arcos flanqueados por pilares toscanos actores locales representan las historias sucesorias de David con Salomón, Felipe de Macedonia y Alejandro Magno, Flavio Vespasiano y su hijo Tito, Carlomagno y Luis el Pío, y Teodorico Elsacio y su hijo Felipe. Los idiomas elegidos, latín y hebreo (que Calvete traduce) hacen pensar en la participación de los judíos de la ciudad [68].
J. Calvete, Felicíssimo viaje. Portada, partes de un arco y letreros del de Gante
Brujas (21/26.07.1549): la siguiente ciudad donde Felipe recibió el juramento de sus nuevos súbditos fue Brujas. Aquí, además de representar la escena de la sucesión, se estableció explícitamente la relación entre las dos parejas de Reyes, señalando el designio divino de sus reinados, a diferencia de los de Baltasar de Babilonia, Darío de Persia y Alejandro Magno, sembrados de problemas y divisiones: «quan firmes [fueron] los Reynos de Dauid y Salomon por ser elegidos de Dios, como lo fue el Emperador don Carlos y el Principe don Phelippe su hijo» [70].
Ieper (Ypré, 28.07.1549): tras pasar por Vitandal y Lamberges la comitiva llegó a Ypré, donde se repite el episodio sucesorio entre David y su hijo, y su aceptación por todas las tribus de Israel, así como el Juicio de Salomón, remarcando su famosa sabiduría: «En vno de aquellos Principes señalaua al Rey, despues de auer juzgado la diferencia entre las dos mugeres, que contendian delante d'el Rey sobre declarar de qual d'ellas era el hijo conesta letra. REX SAPIENS STABILIMENTVM EST POPVLI El Rey sabio Firmeza es d'el pueblo» [71].
Lille (4/7.08.1549): tras su paso por Vergen, Dunquerque, Gravelinas, San Tomé, Artoes, Heras y Bethuna, el príncipe llega a Lille, donde se repite la historia: «vuestra gran Virtud me forçò a contar como Salomon fue confirmado en el Reyno de Ierusalem con mucha alegria d'el pueblo: porque assi como el Emperador yguala en piedad a Dauid su padre, assi vos siendo su hijo seguis de vuestro grado enlo Bueno y Santo las pisadas de su hijo Salomon» [72].
Tournai (7/9.08.1549): vuelven las comparaciones con David y Salomón, y aparece Betsabé, la madre de Salomón, convenciendo a David de que abdicara en su hijo: «hazian gran fiesta y regozijo por la coronacion d'el Rey Salomon, con diuersos instrumentos de musica. Enla quadra superior conforme à esto se representaua, como la Imperial Magestad en su vida hazia otro tanto con Don Phelippe su hijo haziendole jurar de tantos Reynos y Señorios por Principe y Señorios por Principe y Señor despues de sus dias: declarauan la historia los versos Latinos [texto en latín y francés] Como el prudente Rey Dauid Propheta diuino antes de su muerte hizo Rey â Salomon: assi el Emperador, cuya Virtud no tiene par, pone à su Hijo en su propio Imperio» [73].
Binche (22.08.1549): tras su recepción en Douay, Arras, Vapan, Cambray, Henao, Valencienes, Acanoe, Lamoresi, Avenas, Simay, Marimbruq y Biamonte, la comitiva llega el 22 de agosto a Binche, donde las recepciones de María de Hungría, hermana del Emperador y Gobernadora de los Países Bajos, dejan por un momento el mundo bíblico y giran hacia el mundo clásico y mitológico, con comparaciones con Hércules y Escipión el Africano, tras lo que se traduce el deseo de recordar a Carlos V su vinculación ideal con el Imperio Romano. En los aposentos del príncipe María había hecho instalar, para aleccionar al heredero, un ciclo de tapices sobre la batalla de Pavía. Tras dormir en el monasterio de Vitandal, pasa otra vez por Bruselas y sale hacia Malinas.
Amberes (11/19.09.1549): En el recibimiento de la llamada «Jerusalén del Norte» también aparecían numerosos personajes bíblicos en los magníficos arcos que construyó la ciudad. Calvete relata como el secretario del Senado de la ciudad, Cornelio Schryver «inventó todos los arcos y espectaculos», excepto los de los españoles y genoveses. Cornelio publicó ese mismo año un libro con los grabados de los arcos y descripciones de los mismos y de sus leyendas. En concreto, en el arco triunfal del Puente del Cordeliers, una hermosa dama aparece como símbolo de la Concordia con dos palomas en una mano y una cuerda trenzada con tres cordones, sobre la que Salomón señalaba la dificultad de romperla. [74]
Rotterdam y La Haya (27/29.09.1549): la ruta pasa entonces por Berguen op Zoom (19.09), Breda (21.09), Oosterhout (22.09), Gorinchem (24.09), bajó por el Rhin a Drudreque (25.09), Rotterdam (27.09) y a Delft (28.09). Ese día duermen en La Haya, donde aparece dos veces el tema salomónico: «Vuo tres espectaculos desde la puerta hasta palacio sin letreros: en el primero representauan la historia de Dauid como matò a Golias, en el segundo se representaua, como siendo el biuo hazia jurar por Rey de Israel a su hijo Salomon».
Leiden (29/30.09): otra vez más se trata la sucesión en vida de David y la sabiduría de Salomón: «Estaua aquel theatro fundado entre dos espectaculos con mucho arte al'antigua, representauase enel primero por personajes biuos, como Salomon fue vngido por Rey de Israel, biuiendo el Rey Dauid su Padre, lo qual se entendia de vn cuadro, que pendia d'el architrabe, con estas palabras. EN SALOMON VNCTVS IN REGEM VIVIENTE PATRE. Veys aquí a Salomon vngido po Rey en vida de su Padre [...] Contenia el segundo espectaculo la historia y juizio, que Salomon dio entre las dos mujeres, que contendian sobre el niño biuo, diziendo cada vna ser su madre, d'el qual juycio resultò por la diuina Sabiduria, que en el Rey auia, que se conociesse claramente, qual delas dos era la verdadera madre: la letra era. SALOMON IVXTA SAPIENTIAM DEI RECTE IVDICAVIT. Salomon juzgò rectamente conforme a la gran sabiduria, que Dios le hauia infundido» [75].
Haarlem (30.09/1.10.1549): las mismas alusiones se hicieron en la siguiente escala, con una novedad: la aparición de la famosa Reina de Saba, que veremos una década después en las vidrieras de Sint Janskerk de Gouda y en la catedral de Gante: «quatro espectaculos de personajes biuos. Las historias que representaron, auemos muchas vezes dicho y contado: en el primero como Salomon fue vngido en Rey de Israel, y declarauase en Español con estos metros: Salomon por Rey es vngido / Enla vida del Padre suyo, / Porque de Dios fue escogido» [76].
Amsterdam (1/2.10.1549): el pueblo se alegra del heredero elegido por el Emperador: «Assi como en Israel con regozijo se alegrò, viendo a Salomon triunphando, al qual aun biuiendo el Padre le puso en su Real silla, por lo qual Israel con regozijo se alegrò y con alegria aprouò lo, que en esto auia ordenado Dauid, viendo al mancebo, que juzgaua bien: y assi como Israel con regozijo se alegrô de ver a Salomon triunphando, assi nosotros de ver reynar al Serenissimo Principe Don Phelippe» [77].
Bruselas (12.05.1550): tras pasar por Utrecht y otras importantes ciudades holandesas, en noviembre de 1549 la corte recala en Gante y Bruselas, donde se mantendría hasta 1551. En el libro de Cédula de dineros se incluye un pago por unos paños de tapicería con la Historia de Salomón a Hector Vueyns, cinco tapices viejos con la Historia de David y nada menos que siete paños y una antepuerta con otra Historia de Salomón de Juan Díez de Madrigal, tapicero mayor [78].
Espero no haber agotado al lector con estas muestras de «salomonismo», pero eran tan absolutamente directas y explícitas que me temo que era necesario citarlas todas para «sintonizar» con el humanismo biblista neerlandés. Un autor moderno, refiriéndose a las menciones a Salomón en el felicísimo viaje, viene a decir que no era para tanto y que en este viaje se citó también a muchos otros personajes además de los Reyes de Judá [79]. Lo segundo es cierto, pero de ninguna manera lo primero. Sí fue para tanto. Tanto, que Salomón y David acabaron flanqueando la entrada a la iglesia donde se enterraron Felipe II y Carlos V.
Como hemos visto, fue muy importante recordar cómo David había abdicado en el sabio Salomón, un hábil paralelismo que Carlos V usó para justificar ante sus cultos súbditos neerlandeses su abdicación a los cincuenta años en su heredero castellano: el príncipe Felipe estaba llamado a ser, con su gran prudencia, el gran pacificador que la cristiandad demandaba. Lo normal que el príncipe recogiera el mensaje y se viera a sí mismo como un nuevo y sabio Salomón.
El gran logro del rey bíblico había sido lograr la unión religiosa de sus dos pueblos, los israelitas del norte y los jebuseos del sur. Eran las mismas necesidades que tenía Felipe II ante la crisis religiosa que la Reforma había causado en el norte de Europa. Como veremos a continuación, durante esta década se sucederán los ejemplos del «salomonismo» del príncipe Felipe. Pero todavía le faltaba identificarse con la actividad constructora del rey bíblico. Como Salomón, pronto se daría cuenta del potencial unificador que tendría la construcción de un nuevo y grandioso templo [80].