3. El BArroco

«Existe una opinión muy generalizada según la cual la matemática es la ciencia más difícil cuando en realidad es la más simple de todas. La causa de esta paradoja reside en el hecho de que, precisamente por su simplicidad, los razonamientos matemáticos equivocados quedan a la vista. En una compleja cuestión de política o arte, hay tantos factores en juego y tantos desconocidos o inaparentes, que es muy difícil distinguir lo verdadero de lo falso. El resultado es que cualquier tonto se cree en condiciones de discutir sobre política y arte -y en verdad lo hace- mientras que mira la matemática desde una respetuosa distancia.»

Ernesto Sábato, Uno y el Universo.

1642. Jacob Judá León

Jaco Judah Leon (1603–1675) fue un erudito judió holandés, traductor de los Salmos, y experto en heráldica. Era hijo de judíos sefardíes nacidos en Portugal.

(Página principal)

1678: Juan de Caramuel y Lobkowitz

El obispo cisterciense de Vigevano (Italia), noble, profesor, lingüista y filósofo, publicó un tratado de arquitectura en tres tomos, siendo el tercero destinado solo a los grabados sobre el Templo de Jerusalén y a sus explicaciones sobre la oblicuidad en la escultura y arquitectura; incluye el Mar de bronce del Templo de Salomón, sobre doce bueyes, los diferentes altares y columnas, y una imagen de El Escorial, edificio con el que compara el Templo ya desde la portada del tratado.

(Página principal)

Johan Coccejus

Durante los siglos del barroco no todos entienden que la descripción de Ezequiel estuviese necesariamente referida a un tercer emplo físico. Algunos como Johannes Cocceius afirman la inmaterialidad de este edificio justificándola en la imposibilidad de que Dios morase en una construcción salida de manos humanas.


Una buena parte de estos trabajos utilizaban a Villalpando como referencia, como la publicación de las notas y reflexiones de Nikolaus Goldmann que realiza Leonhard Christoph Sturm en 1696 en su Sciagraphia Templi Ierosolomitanum, donde toma como fuente la traducción de la Vulgata por Lutero. Goldmann confería al Templo el carácter de modelo canónico único para el desarrollo de cualquier tipo de arquitectura. Bastante más erudito, tal vez, fue el trabajo de Isaac Newton (Newton, 1996) que considera que el Templo descrito por la visión de Ezequiel se había inspirado fielmente en el salomónico y lo representaba mejor que el templo herodiano. En la literatura artística española, tal vez sea la obrita de Hilario Santos Alonso la última vez que se dedican algunas líneas al Templo de Salomón desde una concepción meramente arquitectónica (Santos, 1767).