1. la Edad Media
«Y tú, hijo del hombre, describe a la casa de Israel este templo. Muéstrales la traza y el diseño de esta casa y toda su disposición y ponlo por escrito ante sus ojos, para que guarden sus reglas y las pongan por obra» (Ez 63,10-11). Con estas palabras, el profeta Ezequiel dejaba escrito un reto a la curiosidad de futuros arquitectos: reconstruir un templo que había sido diseñado por el mismísimo Creador. Pero, como sabemos, Tito destruyó el Templo de Salomón en el año 70 d.C., por lo que sólo los comentaristas bíblicos iban a tener autoridad para aventurar reconstrucciones gráficas hipotéticas. La arqueología quedaría reservada para el siglo XIX.
Siglo V. San Jerónimo
La primera obra importante que se ocupa del templo es el «Commentariorum in Ezechielem Prophetam libri XIV» (ca. 410-414) de San Jerónimo (Sofronio Aurelio Jerónimo de Estridón, Dalmacia, 340-420). En 1516 Erasmo editó en 9 tomos (5 vols) las obras completas de san Jerónimo (Omnium operum divi Eusebii Hieronymi Stridonensis), dedicadas a Carlos V, que fue comprada por el príncipe Felipe en 1543 a través de Calvete de Estrella.
Siglos VII-XIV
Otros Doctores de la Iglesia escribieron sobre el Templo. Especial mención merece el monje benedictino inglés Veda el Venerable (Jarrow, 672-735), que escribió «De Tabernaculo, de Templo» y «De Loci Santi», sobre los Santos Lugares.
Claude de Turín (+827) comentó los libros de Reyes en «Commentarii in libros Regum, II-III», atribuido por error a San Euchero de Lyon.
También Clemente de Alejandría, Filón, Ireneo de Lyon, Gregorio el Grande y Orígenes trataron el tema, aunque sin dedicarle tratados completos.
- Eucherius (Claude de Turín), Comentarii in libros Regum II-III, en Migne, Patrologie Latine L, París, 1846, col. 1101-1162; cfr. Négrier, Temple de Salomon, p. 133 y 140.
Los siglos XII y XIII
El primer intento de reconstrucción gráfica, que no nos ha llegado, bien pudo ser la del Responsa de Rabbi Solomon Ben Issac (Troyes?, 1040-1105), llamado RASHI por sus iniciales, que se ocupó de profundizar en los textos de Jeremías y Ezequiel.
A finales del siglo XIII puede destacarse la «Historia Scholastica» del exégeta Petrus Comestor (Troyes, ? - París, 1178), también llamado Petrus Manducator, Petrus Trecensis y Pierre le Mangeur, con unas curiosas estructuras góticas que alojan el candelabro de siete brazos, el Arca de la Alianza y el resto del mobiliario del Templo.
1170 (ca.): Ricardo de San Víctor
En occidente, el primero que ilustra sus obras fue el monje escocés Ricardo de San Víctor (en inglés Richard of Saint Victor, ca. 1110-1173) en el siglo XII. En los tratados «De Templo Salomonis ad litteram» y «De Aedificia Ezechielis», que nos han llegado a través de la edición de sus obras completas, incluye xilografíias con grabados del templo, de estilo románico, que representaron un primer avance en la comprensión del problema, pese a su ingenuidad. San Víctor mantenía que para poder entender el sentido simbólico y analógico del Templo era necesario comprenderlo primero de forma literal, es decir, visualizarlo como una construcción real.
1180: Maimónides
Los rabinos hebreos, que habían escrito a partir del siglo V el «Middoth», o Libro de las Medidas de la Misnah, aportaron, no sin la incomprensión de algunos de los suyos, el cuidadoso análisis sistemático de Moisés ben Maimon, llamado Rambam o Maimónides (Córdoba, 1135 - Tiberias, 1204), cuyos esquemas son, seguramente, la primera reconstrucción «seria» del Templo de Herodes. Maimónides, que tuvo que huir de España, pasó por Marruecos y Palestina, para terminar en Egipto como médico de la corte del sultán Saladino. Para algunos, los dibujos -pensados como ayuda al texto- están dibujados por el mismo Maimónides o, al menos, por alguien de su círculo. Escribió los extensos comentarios a la Misnah entre 1168 y 1180 en árabe, aunque la explicación y las leyendas de los diagramas están escritos en hebreo clásico bíblico, según la nomenclatura del Pentateuco.
1331: Nicolás de Lyra
También el hebraista franciscano normando Nicolás de LYRE, o LIRA (ca. 1270-1349), profesor de teología en la Universidad de París, realizó unos grabados en madera del templo de Ezequiel inspirados en la arquitectura civil francesa, con claras influencias de los rabinos. Aunque sus manuscritos se han perdido, copias de sus comentarios exegéticos a la Biblia, que incluían dibujos aclaratorios, fueron los primeros en pasar por la imprenta (Roma, 1471) y tuvieron numerosas ediciones posteriores (Basilea, 1502; París, 1660). Sus comentarios de la Biblia eran todavía un texto básico para los seminaristas bien entrado el siglo XVII.